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jueves, 17 de marzo de 2016

2047

En 2047 Alex Turner tendrá arrugas, ¿lo has pensado? Llenará estadios de calvas y chupas negras. Alex Turner tendrá canas, yo barriga. Melendi tocará en la verbena de algún pueblo, y sólo cantaremos nosotros. 

Ministros de traje inmaculado saldrán en las revistas diciendo que su canción favorita es esta de La Raíz o aquella de Extremoduro. Y a ti te parecerá de lo más normal. 

Ana será profesora de lengua, pero no corregirá el examen hasta después de Semana Santa. Belén llevará a sus hijos al mejor colegio. No son religiosos, pero es lo más lógico.

Con una mezcla de pena y secreto asco, miraré a Johnny apoyado en la misma barra del mismo bar. Será tenso, y ninguno de los dos tendrá razón.

Y después de la manifa tomaremos unas cañas. 

Pablo recordará nuestras nobles batallas, en comparación con el despropósito de esta juventud mimada. Habrán abierto un centro comercial en lo que era plaza toros. 

Luego Laura presumirá otra vez de hijos. Su hijo está en Madrid, es artista y tiene un novio muy guapo. Su hija saca nueves y toca la guitarra, pero está preocupada: no sabe cómo decirle que sale con un rumano. 

En fin, es verdad que antes hacía más frío, pero con este calorcito no se está tan mal. La vida sigue, y el viento se lleva los fantasmas de otro campanario en ruinas.

viernes, 18 de diciembre de 2015

El bar de los poetas


El otro día estuve en Malasaña y me tomé una caña y media en el bar de los poetas. Recitaban seduciendo al micrófono, sabían estremecer las cuerdas de la guitarra, pero algo me hacía inmune a su magia negra.

Aquello era una tortilla deconstruída, un reguetón de París, o el gintonic de cardamomo número siete.
   
Pensé que era lo normal, al fin y al cabo, todos lloramos por los ojos y cagamos por el culo. También los que escuchan Vetusta. También los que saben inglés.

Entre metáfora y pausa dramática, me pregunté cuántos de ellos habían tirado piedras a un gato, cuantos se habían reído de una niña fea, y si alguna vez le habían dedicado una canción a alguien que no les importara.

El caso es que entre las Converse sucias y caras, el cuidadísimo despeinado de la camarera, los sombreros borsalinos, los cantos a la revolución y los tatuajes plenos de sentido, qué se le va a hacer, me acordé de ti.

Y en ese preciso instante lo comprendí: las musas habían salido de las canciones, y no al revés.

Me di cuenta de que todos tenían la mirada apagada y las manos blancas, igual que yo, y escuché como gritábamos por dentro, y la verdad, me dio penica. Así que rompí la servilleta y me largué al bar de enfrente, a intentar salvar mi alma, con una Mahou más barata.

Y entonces me eché a reír.

martes, 5 de mayo de 2015

Verso a verso

Querido poeta

Ayer leí tu twitter y después leí tu blog. He de decirte que escribes muy bien. Eres un tío con suerte.

Parece ser que te gustan las tormentas. No me extraña. Te imagino mirándolas detrás de tu ventana, mientras escribes y te tomas un café, como en las fotos.

Sin embargo, me inquieta pensar en la negrura total, en el perro debajo de la cama, los truenos sonando, y las botas hundiéndose en el barro mientras tú admiras la furia de los cielos.

Cosas mías. Tampoco le des mucha importancia.

Pero es que un escalofrío me recorre la espalda cada vez que dedicas una línea a la belleza de sus ojeras, a la fragilidad de su mundo, a las uñas mordidas o al humo...Y entonces dices que es especial. Como Rubén Darío cuando hilaba esos versos perfectos sobre la princesa, triste niña pálida y tuberculosa.   

Porque escribes tan bien que en mi cuarto las imágenes se hacen carne, y como me falta la inocencia, me muerdo los puños. Y el mundo me da mil patadas, yo le pego un par al sofá. Porque esos ojos que describes son sus ojos, porque son sus labios, su voz, sus palabras. 

Tampoco te creas que yo sé mucho de poesía. Pero algo sí que sé de la belleza, eso seguro.

Y creo que lo bonito son los ojos, no las ojeras. Creo que lo bonito es la mirada, no la noche. Que es más guapa cuando brilla que cuando tiembla. 

Recuerdo cómo todo era bonito en ella, porque tenía esa chispa de las personas excepcionales. En realidad no sé ni como explicarlo y me da rabia, ojalá escribiera tan bien como tú. Esa chispa, querido poeta, no va a apagarse nunca, pero tú la estás ahogando, verso a verso.

Maldito poeta maldito, tal vez nunca sepas quien soy, y desde luego no quiero que leas esto. No soy gilipollas. Hoy escribo como el cobarde que no sabe ni qué hacer. Escribo para aliviarme y con la triste esperanza de que mis palabras corran por internet un poquito más rápido que las tuyas. Ya sabes, para espantar a las musas, o a las que sueñan con serlo.


martes, 16 de diciembre de 2014

El cielo líquido y negro

Son piscinas de barrio, doctor, y están llenas de cloro que disuelve el pis. Lo ha visto. Todo el mundo lo estará viendo. Esos ojos azules son piscinas de barrio.

Y yo, de verdad, que no lo entiendo.

Lo hice todo bien, doctor. Le juro que lo hice todo bien. Horas y horas, y academias, y siempre sacó sobresalientes, eh. Piense en la palabra. Todo por un cielo claro y despejado.

Era la mejor, doctor, ganó carreras en los cien metros lisos, ya lo creo. Nadie podía con ella. Y ahora resulta que le pesan las piernas, que le cuesta correr, que la bestia le alcanza, que no llegará...Voces que dicen que no llegará.

No hay quien lo entienda, doctor, de verdad. Con un iPhone en la mano nadie grita sin voz. A nadie le falta la voz.¡Por favor! Hice todos los esfuerzos, doctor, ¿para qué? ¿Para esto?

¡Si el año pasado estuvo en Londres, doctor! (Y en las Islas Canarias, pero ya ves tú...) Y habla inglés como una reina, eh, y toca el piano, pero es que dice que no le gusta, ¿sabe? Que eso no es música de verdad. Que nunca tocará música de verdad. Que ya no es posible. Tiene las santas narices de decir que...

Lo hice todo bien, doctor. Todo. Me dejé la vida. Por un cielo claro y despejado. El cielo líquido y negro tenía que ser para otras. El peso del mundo tenía que aplastar a otras.

Los ojos de mi niña no nacieron
para ser piscinas de barrio.

¿Qué va a recetarle, doctor?
Porque esto no puede seguir así. Hay que arreglarlo.

martes, 5 de agosto de 2014

DOS PROFESORES DE INSTITUTO

  Tuve un profesor que nos hablaba un poco como si fuésemos niños. Que hasta le daba vergüenza decir según que palabras. Era un tipo muy religioso. Nos daba los apuntes con dibujitos, los ilustraba él. Por lo demás, desconocía la impersonalidad del verbo haber y era benévolo con las correcciones. Hasta cierto punto. Y era muy buen profesor pero su discurso, a veces, tenía más agujeros que un queso gruyere.  El tipo listo de la clase, desde su esquina, se sonreía. Y algunos compañeros de departamento lo veían con, no sé, condescendencia.

  Tuve un profesor que sobresalía claramente de entre todos los del instituto. Parecía un catedrático. Escribía ensayos, sabía de arte contemporáneo. Era jurado en el festival de cine. Como profesor, era exigente. Tenía un sentido del humor irónico y fino. Sabía de semiótica y esas cosas. Un tipo muy interesante, muy culto. Todo lo que explicaba, de literatura, de filosofía, aunque de primeras sonase raro, al final parecía tener un sentido profundo y real. Me volaba la cabeza. Sus compañeros le respetarían, seguro.

  De la clase del primero, a veces, salías dispuesto, pese a todo, a ponerte la bacía en la cabeza o la máscara de murciélago, luchar contra lo que es injusto, ser alguien digno, cambiar las cosas.

  De la clase del segundo, a veces, salías pensando que no eras nada ni nadie, algo así como una hormiga más de una colonia de millones y millones que van juntas hacia ninguna parte porque así funcionan sus organismos.

  No sé. Tiene gracia.

miércoles, 25 de junio de 2014

Pues eso

 
   No, no ha escrito nada nuevo todavía. Es que desde que volvió, no ha dejado de llover y estaba todo tan oscuro, que más que el inicio del verano parecía esto el fin del mundo. Y es que así no se puede escribir, ¿sabes? ¿No ves que se le empapan las ideas, y, al ablandarse, se funden todas en una especie de pasta amorfa que le pesa en la cabeza? Que hasta le cuesta distinguir lo que sueña de lo que es real y...
   
  Y ha intentado dibujar, pero ni eso. Se le deforman las imágenes. Lo que quiere hacer no le sale, y se frustra, y acaba convirtiéndolo todo en un garabato furioso, o en un monstruo con cuernos, bigotes, los ojos completamente negros y los mocos colgando, según le dé. Y luego se ríe.
  
   En fin... La verdad es que no ha hecho nada productivo desde que llegó. Igual es por el catarro, que no se siente con fuerzas, no sé. O que está como el tiempo. 
   
   Sí, ya sé que dijo que escribiría, que aprendería a cocinar, que se pondría en forma y no sé cuántas cosas más. Se lo dijo a todo el mundo, pero la verdad es que de momento su actitud ha sido justo la contraria. No ha hecho más que dormir, leer cuentos de Salinger tirada en la cama y jugar al Candy Crush (sí, ha vuelto al Candy Crush...). mientras escucha esa música suya tan pija, trágica y afectada: Bowie, Nacho Vegas o Lana del Rey.

   Ah, y se pasa horas enteras viendo fotos de Ana Escario, lee los blogs de sus amigas... Se dedica, en general, a hundirse suavemente en toda su mierda artística, como si lo hubiera estado necesitando, y no sé, a esperar.

  ¿Esperar a qué? A que la acepten en alguna universidad, supongo. A que le compren otro smartphone. Yo qué sé. Ya sabes que es muy difícil averiguar lo que realmente hay en su cabeza.
  
   Pero tarde o temprano escribirá, eso tenlo por seguro. Escribirá en cuanto se despeje. Intentará publicar cada semana, dice. Ya sabes como es, pero bueno... Habrá que darle una oportunidad, ¿o no?

jueves, 1 de mayo de 2014

TODO LO QUE HE APRENDIDO

   Ya estoy en 2º de Bachillerato. Pronto saldré de aquí, estudiaré Derecho. Si no me da la nota, Magisterio. Siento un poco de vértigo. No sé porqué. 
   
   Nunca fui una estudiante brillante. No he sacado nueves, ni dieces, pero he ido pasando los cursos. Con esfuerzo se consigue todo. Menos en inglés y en matemáticas, que se suspenden aun estudiando muchísimo. Los que las aprueban a la primera deben de ser superdotados o algo... 
   
   Pero bueno, he aprendido muchas cosas. Como que Colón descubrió América en 1942. O que Machado cultivó el tema del cainismo en su obra. No sé lo que es el cainismo. Ni lo sé ni me importa. Saqué un seis. Machado, por cierto, es uno que mataron para la guerra.
   
   Gracias a la ESO, ya sé cuando robó Hitler el conejo rosa. Y que el mejor escritor en lengua castellana es Sir Arthur Conan Doyle. Y sé que el Lazarillo de Tormes es un libro dificilísimo, cuya lectura causó graves secuelas a la generación de mis padres.
   
   Llegué al Bachillerato y aprendí que para llegar lejos hay que estudiar Ciencias. Yo, por desgracia, no estoy lo bastante capacitada para ello. Por eso estudio Letras, o el Social, palabras ambas de jocosa sonoridad. Pero no me siento fracasada... Para eso están los de Artes.
   
    También me he formado como persona. He aprendido que si cumplo con mi deber me merezco un positivo, pero que si no lo hago, tampoco pasa nada. Y que los recortes en educación, como por ejemplo, la LOMCE, son caca. De la vaca. Por eso he dormido todas las huelgas.
      
    Mis papis dicen que la culpa es del profesor, que es un inútil, y me pagan la academia. El profesor dice que la culpa es mía, que soy una vaga. Pero en realidad, todo el mundo sabe que la culpa es del sistema. Que no tiene ojos a los que mirar, que no tiene boca. Ni tan siquiera una madre que le parió. 
     
    La culpa es del sistema, sí, como en el accidente de tren de Santiago, pues sabemos que los maquinistas no tienen porqué frenar en las curvas. Y que todos los gatillos del mundo se accionan solos.
     
    Yo ya estoy en 2º de Bachillerato. Ahora os toca a vosotros.